Las muertes por rayo se han vuelto una noticia cotidiana aquí en Sott.net. Una señal de los tiempos, sin duda. La gran cantidad de muertes por rayos de los últimos 30 días debería despertar todas nuestras alarmas, es una más de las señales que nos revela que algo está ocurriendo en nuestro planeta.
Este 8 de diciembre, una joven de 18 años salía de su casa en Comayagua, Honduras, cuando caía una fuerte tormenta eléctrica. Producto del impacto de un rayo, la hondureña falleció de forma inmediata, cuenta El Heraldo.
El mismo día, Daily Mail nos informa que una mujer británica murió luego de ser alcanzada por un rayo mientras jugaba a golf con su marido en unas vacaciones románticas en la costa sur de Turquía. La mujer, de 39 años, sufrió un paro cardíaco después de ser golpeada por el rayo, fue llevada al hospital y finalmente trasladada en avión a su país, Reino Unido, pero falleció 12 días después del accidente.
El 4 de diciembre, un agricultor de 51 años de edad fue encontrado sin vida junto a dos de sus cuatros perros, tras ser alcanzado por un rayo mientras cazaba animales en la montaña, camino a la localidad de Huallaga Ledoy en Perú.
El 1 de diciembre, un joven estudiante de 19 años fallecía tras ser alcanzado por un rayo, mientras esperaba a su novia en un banquito de una plaza de Rivadavia en Argentina:
“Trascendió que el cuerpo presentaba un orificio en una de sus piernas, por donde ingresó la descarga y presentaba un orificio de salida en uno de sus pies y una de sus manos por donde habría salido la energía, […] murió de un paro cardíaco.”
El 28 de noviembre, un rayo mataba a 170 cabras en una comunidad de Sucre, en Bolivia, y el 24 las descargas eléctricas causaron estragos en un ganado de Apurímac, Perú:
“Unas doce reses entre vacas y toros murieron fulminados por un rayo […] La potente descarga eléctrica dejó a los animales tendidos en diferentes partes de la ladera, percibiéndose un fuerte olor a carne chamuscada, según comentaron.”
El pasado 22 de noviembre, también en Apurímac, un profesor de una escuela rural moría de forma instantánea al ser alcanzado por una fuerte descarga eléctrica.
El 16 de noviembre, dos agricultores se encontraban trabajando en una granja, en el Departamento de Caaguazú, en Paraguay, y ante el mal temporal que se avecinaba decidieron refugiarse en un rancho, sobre el cual cayó un rayo. Uno de los hombres murió tras el impacto del rayo, el otro también fue alcanzado por la descarga eléctrica pero sobrevivió y “quedó internado en estado de observación”.
El 10 de noviembre, en la playa de Batu Bolong (Bali, Indonesia), un turista belga de 34 años falleció después de ser alcanzado por un rayo mientras asistía a una clase de surf. Según se relata en as.com:
“[El] surfista belga estaba con un instructor cuando un rayo cayó en el agua. Los testigos cuentan que sacaron a ambos del agua y pudieron salvar rápidamente con los primeros auxilios al instructor, pero en cambio se temían lo peor con el alumno, al que no fue posible reanimar. Aguantó el trayecto en ambulancia hasta -por desgracia- fallecer oficialmente en el hospital. Todavía no está claro qué causó su muerte, pero seguramente será una suma de todo lo que puede llegar a provocar un rayo: parada cardíaca y/o respiratoria, convulsiones y quemaduras de tercer grado.”
Jugar al golf, hacer surfing, pasear por la calle o esperar a tu novia en el parque se convierten en actividades de riesgo ante una tormenta eléctrica. ¿Así ha sido siempre?
Hay protocolos de prevención con toda una lista de precauciones ante la caída de rayos, pero viendo la virulencia de los fenómenos climáticos en los últimos años, parece que toda precaución es poca, ni siquiera cobijarse bajo un techo pudo salvar a los agricultores de Paraguay.
Decía un estudio del 2006 que las probabilidades de morir partido por un rayo eran de 1 entre 4,3 millones, pero con la intensidad de las tormentas eléctricas de los últimos años, quizá deberían actualizar esa cifra.
Si entendemos el clima como un evento eléctrico, y las tormentas como una forma de descarga entre dos puntos en la atmósfera que son potencialmente diferentes, ¿qué cantidad de carga eléctrica se está generando en la atmósfera?
Una visión más general del clima no resulta más alentadora, a este aumento de muertes por descargas eléctricas hay que sumar el incremento de la actividad volcánica y sísmica, las temperaturas extremas o el aumento de los socavones en los últimos años. ¿No creen que es momento de reflexionar seriamente sobre lo que está ocurriendo?
Para un análisis más profundo de lo que está sucediendo en nuestro planeta, eche un vistazo a nuestro último libro (en inglés) que explica cómo todos estos eventos son parte de un cambio natural del clima, y por qué está teniendo lugar ahora: Cambios planetarios y la conexión humano cósmica.
En el libro el autor propone que estamos ante un fenómeno con diversas variables: sumado a ciertas hipótesis probables (como el acercamiento del planeta “gemelo” de la Tierra), el aumento de actividad cometaria (a su vez en aumento debido a la reducción de la actividad solar) genera descargas eléctricas. Cada componente del sistema solar, a su vez tiene una carga, “positiva” o “negativa” en relación a los demás objetos. Pierre Lescaudron explica cómo, por ejemplo, un edificio puede atraer hacia sí rayos, debido a la diferencia de potencial eléctrico entre éste y la atmósfera. Los seres humanos y los animales también poseen esta propiedad. Una diferencia importante en el potencial eléctrico puede actuar como “imán” para los rayos y otros fenómenos eléctricos. Saber por qué le sucede a unos más que a otros, aún es un misterio. ¡El autor cita casos de personas que fueron alcanzadas por rayos más de una vez en la vida, algo tan improbable como para que la ciencia lo considere prácticamente imposible!
Como dijimos, las descargas eléctricas están en aumento. Cuando más polvo cometario, más erupciones volcánicas que, por cierto, atraen rayos también. Ésos y más factores aumentan la diferencia entre objetos o seres vivos en la superficie, y fenómenos en la atmósfera, ahora mucho más cargados. Tal vez así podamos explicar el porqué de todos estos rayos.
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